viernes, 31 de julio de 2009

¿Cómo conducir en forma segura?




Factores que influyen en las aptitudes psicofísicas del conductor


LA FATIGA: La fatiga es una disminución en la capacidad de rendimiento del conductor por el esfuerzo físico y psíquico que realiza en la conducción.
Los efectos son:
a) Físicos: como el cansancio de los músculos y del organismo en general.
b) Psíquicos: como la disminución de la atención y de la percepción de estímulos, falta de precisión de los movimientos, etc.
Intervienen en la fatiga:
Factores externos como el mal estado de la vía, condiciones meteorológicas adversas, tránsito muy denso, etc.
El propio vehículo por la falta de confort, ruido excesivo del motor, ventilación inadecuada, exceso de calor o de frío, etc.
Factores que afectan al propio conductor como llevar demasiadas horas al volante, colocación inadecuada del asiento, falta de descanso anterior, comidas copiosas, preocupaciones ajenas a la conducción, etc.
Remedios para combatir la fatiga:
Descansar para recuperar las fuerzas, bien deteniéndonos y dando un paseo para “estirar las piernas”.
Dormir un rato, incluso dentro del propio vehículo.
También debemos parar para descansar si nos sentimos hambrientos, sedientos o con deseos de satisfacer alguna necesidad fisiológica.
Es un error pensar que las bebidas alcohólicas son un remedio contra la fatiga y sirven de estimulantes en la conducción.
Se considera particularmente dañina la mezcla del alcohol con determinados medicamentos.
LA DISMINUCIÓN DE LA ATENCIÓN: La atención en la conducción puede disminuir fundamentalmente por tres razones:
a) Por la fatiga, de la que acabamos de hablar.
b) Por la somnolencia, que proviene generalmente de la anterior, o de un malestar físico, de una digestión pesada e incluso de un exceso de calefacción dentro del vehículo.
c) Por la monotonía del viaje, o de la carretera, que produce aburrimiento.
Se lucha contra ella con varios remedios, entre ellos:
Procurar no cambiar el ritmo, horas, y duración habitual del descanso.
Descansar de 5 a 10 minutos cada 200 kilómetros, o cada 3 ó 4 horas como máximo.
Pasear durante unos minutos para evitar la fatiga muscular y refrescarse los brazos y la cara con agua fría.
Tomar café o alguna bebida no alcohólica, más bien azucarada.
Alimentarse con cierta moderación para prevenir el hambre.
Mantener la ventanilla abierta.
Poner la radio sin concentrarse en su escucha con excesiva atención, o conversar con los demás ocupantes pero sin entablar con ellos discusiones acaloradas.
Aunque algunos piensen que fumar es un buen remedio, no se debe fumar mientras se conduce, pues, para hacerlo, se requiere una serie de actos que pueden ser causa de distracciones con graves consecuencias y, además, el tabaco contiene nicotina que produce efectos negativos para la salud y para la conducción.
Si ninguno de estos remedios nos proporciona resultados positivos, estacionaremos nuestro vehículo fuera de la calzada y saldremos de él para estirar los músculos, tomar el aire y, si es preciso, dormir un rato.
EL SUEÑO: El sueño es una actividad, dentro del inactivo descanso, que resulta imprescindible para un adecuado funcionamiento psicofisiológico del organismo.
Mediante el sueño el organismo se recupera del desgaste diario y a través del descanso se regeneran los centros nerviosos y los tejidos musculares. Es por tanto vital para una conducción segura haber descansado suficientemente a través de un sueño reparador.
La falta de sueño produce, entre otros, estos efectos negativos:
Disminución de la capacidad de reacción con el consiguiente incremento del tiempo de reacción del que hablaremos después.
Alteraciones motrices los músculos se relajan demasiado y son más lentas las reacciones.
Distracciones frecuentes porque ha disminuido la capacidad de concentración.
Disminución de la capacidad de percepción a través de los sentidos (vista, oído, etc.)
Alteraciones en la misma percepción, pues las señales, las luces, los sonidos y en general cualquier objeto exterior que influya en la conducción, se identifican peor haciéndose en general más peligrosa ésta.
Alteraciones en el comportamiento, pues la persona afectada se vuelve más nerviosa y agresiva, provocándose la aparición de conductas más arriesgadas de lo normal.
Para luchar en lo posible contra estos efectos negativos se recomiendan los remedios anteriormente enumerados en la disminución de la atención.
LA VISIÓN: Los ojos son los órganos que nos suministran todos los datos indispensables para una buena conducción. Es imprescindible ver bien y saber ver.
Ver bien significa no tener defectos en la visión. Los posibles defectos son subsanables, en la mayoría de los casos mediante cristales correctores (lentes).
Saber ver supone prever y anticiparse a los movimientos y reacciones de los demás usuarios, tanto peatones como conductores.
El buen conductor se prepara para responder a la reacción del otro antes, incluso, de que la realice. Por supuesto, siempre que haya indicios de los que racionalmente pueda deducirse la reacción. Es clásico el ejemplo de la pelota que vemos aparecer en la calzada. Es seguro que detrás vendrá el niño que está jugando.
CAMPO VISUAL: Se llama campo visual el espacio o extensión espacial total que logramos abarcar con la superposición de los dos campos visuales de nuestros ojos. De este modo apreciamos el movimiento y el relieve.
El campo visual se mide en grados de ángulo. Los objetos en movimiento abarcan un campo visual mayor que los estáticos, ya que el ángulo visual varía con la distancia entre el ojo y el objeto: el ángulo de visión será menor cuando el objeto esté más alejado y será mayor cuando esté más cercano.
Para una buena conducción es necesario ver no solamente la carretera, sino también ver lateralmente, para poder advertir los peligros que puedan surgir en nuestra marcha.
Una ayuda fundamental para ampliar este campo visual son los espejos retrovisores, con los cuales podemos apreciar lo que sucede incluso a nuestra espalda.
El espejo retrovisor es el tercer ojo del conductor. Debemos utilizarlo siempre antes de señalizar una maniobra, cambiar de dirección, frenar, abrir una puerta, etc.
A través de los espejos retrovisores ha de verse la circulación por detrás en una distancia mínima de 50 metros en recta y llano.
Son obligatorios los dos exteriores y el interior. En aquellos vehículos que no dispongan de luneta trasera será suficiente con los dos exteriores.
En los ciclomotores y motocicletas es suficiente uno sólo.
Los ángulos muertos o zonas que quedan a los lados de nuestro vehículo pueden eliminarse, aunque no del todo, con la colocación de los espejos laterales exteriores, que deberán estar bien regulados. Estarán bien regulados si con un leve movimiento de cabeza vemos, a través de ellos, la carretera y un poco de la parte lateral de nuestro vehículo.
Para regular el espejo interior, estando sentados en la posición de conducción normal, lo tomaremos por los bordes, para evitar que se ensucie con las huellas de los dedos, y lo moveremos hasta obtener la mejor visión posible a través de la luneta trasera. Quedará bien regulado si en él se reflejan tres o, si fuera posible los cuatro lados de la luneta trasera.
Los retrovisores interiores son normalmente planos, están colocados cerca de los ojos del conductor y dan una imagen clara de lo que ocurre por detrás. Los exteriores son generalmente convexos y dadas sus características, cubren un ángulo de visión mayor, pero las imágenes son más pequeñas y se ven como más lejos, siendo más difícil calcular la posición y velocidad de los vehículos. Por esta razón la posición y la velocidad de los vehículos, vistos a través de los retrovisores, se aprecian mejor en un espejo plano (interior) que en un espejo convexo (exterior).
Lo ideal es habituarse a la utilización conjunta de ambos. La correcta utilización del espejo retrovisor es fundamental para el buen conductor hasta el punto que se le ha llamado, según acabamos de decir, el “tercer ojo del conductor”.
La primera norma de la utilización del retrovisor es “Usarlo a tiempo” antes de realizar cualquier maniobra y en concreto éstas: iniciar la marcha, cambiar de dirección, cambiar de carril, bien sea para adelantar o para realizar cualquier maniobra permitida, frenar, parar, abrir las puertas del vehículo.
La segunda norma es efectuar esta regla de seguridad: Retrovisor-Señal-Maniobra (R.S.M.). Es decir: No se debe señalizar ninguna maniobra sin haber mirado antes a través del retrovisor y con la suficiente antelación para comprobar la posibilidad de realizarla.
Debemos tener en cuenta también que durante la noche es más difícil calcular, a través del retrovisor, la distancia y velocidad de los vehículos que circulan detrás. La práctica es la mejor consejera en este aspecto.
Igualmente hemos de acostumbrarnos a los faros de otros vehículos que se reflejan en nuestro espejo. Desviar un poco la cabeza suele ser mejor solución que cambiar el espejo de posición, porque tenemos el inconveniente de que se nos puede olvidar reajustarlo.
De todos modos, en atención a los ángulos muertos que no quedan totalmente eliminados ni con los retrovisores exteriores, es conveniente, al iniciar la marcha que miremos hacia atrás por encima del hombro. Este mismo gesto alerta también a los demás conductores sobre nuestra intención de incorporarnos al tránsito.
VISIÓN NOCTURNA. La conducción nocturna es mucho más peligrosa que la diurna.
Al desaparecer la luz del día (crepúsculo) el ojo se acomoda a la nueva situación lumínica con más retraso que lo hace la desaparición de la luz diurna.
La visión en la zona central del ojo desaparece rápidamente, en tanto que la visión periférica lo hace muy lentamente, los objetos, iluminados con la luz artificial de nuestro vehículo o con la luz de las farolas en núcleos urbanos, están menos contrastados que con la luz diurna.
Las luces de los vehículos, a pesar de ser halógenas en su gran mayoría, no pueden compararse con la luz diurna,
Finalmente, la luz alta ilumina una zona más larga (por lo menos de 100 metros), pero por lo mismo más estrecha que la baja, que es más corta ( 40 metros) y más ancha. Por esta razón, al cruzarnos de noche con otro vehículo, debemos sustituir la luz alta por la baja, para no encandilar al conductor del otro vehículo, pero no debemos hacerlo demasiado pronto, pues es importante comprobar hacia adelante la calzada hasta donde sea posible sin molestar. En estos casos debemos reducir la velocidad de forma que podamos detener el vehículo con seguridad en el espacio visible al frente.
SENSIBILIDAD AL ENCANDILAMIENTO.

Se llama encandilamiento la perturbación y malestar provocados en los órganos visuales por una fuente lumínica demasiado intensa. Esta perturbación y malestar, que sufrimos al recibir el impacto de la luz alta de otro vehículo, puede llegar incluso a ocasionar una ceguera temporal.
El encandilamiento no afecta por igual a todas las personas, siendo unas más sensibles que otras al mismo. Si somos muy sensibles, evitemos conducir de noche.
Los remedios que suelen darse para el encandilamiento son éstos:
No mirar de frente las luces del otro vehículo, sino dirigir, más bien, la mirada hacia el lado derecho de la calzada.
Reducir la velocidad lo necesario y si el encandilamiento llega a privarnos de la visión, debemos parar momentáneamente, hasta que nos hayamos recuperado,
Si el encandilamiento viene producido por el espejo retrovisor, desviar un poco la cabeza, o cambiar éste de posición con la mano,
Si el encandilamiento es durante el día y debido al sol, colocar adecuadamente los parasoles,
Para advertir al otro conductor que lleva la luz alta y nos molesta podemos darle algún destello, pero nunca deberemos “combatir”, restableciendo la luz alta.
Como norma general, al conducir de noche, llevaremos bien regladas las luces de nuestro vehículo y además, iremos pendientes de sustituir la luz alta por la baja tan pronto como se aprecie la posibilidad de producir encandilamiento a otro usuario de la misma vía o de cualquiera otra vía de comunicación y, muy especialmente, a los conductores de vehículos que circulen en sentido contrario o en el mismo delante de nosotros a menos de 150 metros.
EL TIEMPO DE REACCIÓN.
Es el tiempo que transcurre desde la percepción de una señal o de un obstáculo imprevisto hasta el momento de poner el pie en el freno, se llama “tiempo de reacción”. Aunque nos parezca que al observar un peligro reaccionamos frenando inmediatamente, esto no es así en la realidad. Pongamos un ejemplo: Supongamos que al vehículo que me precede se le encienden súbitamente las luces de frenado, yo reacciono y freno también para evitar la colisión, pero veamos las fases de mi reacción:
1º) Mi retina queda impresionada por la luz roja de las luces traseras del otro.
2º) El nervio óptico, que parte de la retina, envía esta información al cerebro.
3º) El cerebro analiza esta información y toma la decisión de frenar.
4º) La orden dada por el cerebro es transmitida a través de los nervios motores, a los músculos de la pierna derecha.
5º) Los músculos se contraen y desplazan el pie derecho para colocarlo sobre el pedal del freno, que es apretado.
6º) La presión de mi pie es transmitida por el sistema de frenado hasta las ruedas, en donde los frenos comienzan a actuar.
La duración de cada una de estas fases es muy corta, más la duración total, que es el tiempo de reacción, se calcula en un segundo aproximadamente, o entre ¾ y 1 segundo.
Este tiempo varía en función de la atención, de la edad, de los reflejos, del estado físico, de la fatiga y sobre todo de las bebidas alcohólicas ingeridas o de ciertos medicamentos, bajo cuyo efecto se tarda más tiempo en reaccionar.
Cuando más adelante hablemos de la distancia de frenado y de la distancia de detención, nos daremos cuenta de la importancia que tiene este tiempo de reacción.
CIERTAS AFECCIONES QUE INFLUYEN EN LA CONDUCCIÓN.
La conducción es un acto muy importante en nuestra vida, puesto que de ella depende nuestra integridad física y la de los demás.
Es, pues, necesario que nos concienticemos de su importancia y solamente conduzcamos cuando nos encontremos en perfecto estado físico.
El conducir un vehículo supone realizar con precisión, en cada momento, los movimientos adecuados a las circunstancias de la conducción.
Cualquier afección en nuestro estado físico o mental, una gripe, un simple dolor de estómago o de cabeza inciden directamente en esta precisión de movimientos, que se requiere para la seguridad de la conducción.
Los defectos de la vista que afectan a la conducción pueden ser:
Miopía: Mala visión de lejos.
Hipermetropía: Mala visión de cerca.
Hemeralopía: Deficiente acomodación a la oscuridad, aún con buena visión diurna.
Presbicia: Percepción confusa de los objetos.
Astigmatismo: Visión borrosa.
Pueden corregirse con cristales correctores, si bien la presbicia se va acentuando con la edad.
Los defectos del oído no son tan importantes pues pueden suplirse con un mayor adiestramiento del sentido de la vista y de la colocación de espejos retrovisores exteriores que faciliten la visión.
Efectos del Alcohol.
1.- Sobre la visión:
Se ve menos en nuestro entorno. El campo visual se reduce, como si un abanico se fuera plegando, hasta llegar a la denominada “visión túnel”, con un pequeño ángulo de percepción, en la que no se perciben los estímulos que proceden de los lados.
Se calculan mal las distancias y velocidades y se modifica la valoración del riesgo.
Se calculan mal las distancias y velocidades y se modifica la valoración del riesgo.
Después de un encandilamiento se tarda mucho más tiempo en recuperar la visión normal.
2.- Sobre el cerebro:
El alcohol merma las facultades de raciocinio, atención y concentración.
Se subestima el peligro y se incurre en riesgos que se evitarían normalmente.
3.- Sobre los brazos y las piernas:
Las órdenes dadas por el cerebro son transmitidas con más lentitud a través de los músculos, que están también anestesiados.
Los movimientos son más lentos y carecen de precisión, aumentando por tanto el tiempo de reacción.
Determinados medicamentos, tomados con el alcohol, son una mezcla peligrosa que aumenta los riesgos.
Por eso, a pesar del optimismo y la euforia que en principio produce el alcohol, si hemos bebido demasiado, no debemos conducir.
Los efectos del alcohol dependen también de los siguientes factores personales:
Del proceso de difusión del alcohol en el organismo, que suele ser distinto de unas personas a otras.
De la sensibilidad al alcohol de cada persona.
De la corpulencia o peso. Normalmente a menos peso se acusan más los efectos del alcohol.
De las circunstancias del momento. La fatiga, la angustia, la ingestión de algunos medicamentos, el embarazo, el ayuno, etc., aumentan los riesgos del alcohol.
De la edad. Los menores de 25 años y los mayores de 60 suelen ser más vulnerables al alcohol.
Del hábito o costumbre. El que bebe habitualmente pequeñas cantidades con moderación, tarda más en sobrepasar el límite que el que bebe ocasionalmente.
Los Efectos del Alcohol sobre la Percepción, las Actitudes y Movimientos Musculares.
TASA ALCOHOLICA -EFECTOS
De 0,5 a 0,8 : Pocos efectos aparentes. Tiempos de reacción más lentos. Reacciones motrices perturbadas. Euforia del conductor. ZONA DE ALARMA.
De 0,8 a 1,5 :Reflejos muy perturbados. Embriaguez ligera, pero aparente. Disminución de la atención. CONDUCCIÓN PELIGROSA.
De 1,5 a 3,0 : Embriaguez neta. Vista doble. Actitud titubeante. CONDUCCIÓN SUMAMENTE PELIGROSA.
De 3,0 a 5,0 :Embriaguez profunda. CONDUCCIÓN IMPOSIBLE.
Más de 5,0 :COMA, INCLUSO MORTAL.

La desaparición del alcohol se obtiene por dos vías:
Un diez por ciento se elimina a través de los pulmones por el aire y a través de los riñones por la orina, e incluso por la transpiración.
El resto desaparece por vía metabólica, especialmente por el hígado.

Otras sustancias que afectan la conducción.
LAS DROGAS.

Las drogas son sustancias que, al ser consumidas, modifican el comportamiento.
Según el efecto que producen se clasifican así:
a) Tranquilizantes que ejercen una acción depresora, como son los opiáceos (el opio, la morfina, la heroína), los barbitúricos, hipnóticos, sedantes, el alcohol.
Sus efectos son: reducción de los niveles de atención y disminución de los reflejos.
b) Estimulantes, que producen un efecto activante sobre el sistema nervioso central. Tales son la cocaína, anfetaminas, cafeína, nicotina, etc.
Sus efectos son funestos, pues entre otros, producen sensación subjetiva irreal de mayor capacidad para la conducción, mayor desprecio del riesgo, etc.
c) Alucinógenos que producen alucinaciones y percepciones distorsionadas del espacio y del tiempo. Entre éstas se hallan: el cánabis (marihuana), ácido lisérgico(LSD).
Sus efectos son altamente peligrosos durante las 10 ó 12 horas después de tomarlos pues deforman la realidad que rodea al conductor.
Algunas drogas producen el llamado “síndrome de abstinencia”, que se da cuando el consumidor o toxicómano carece de la droga. El conducir bajo el síndrome es tan peligroso o más que hacerlo bajo los efectos directos de la droga.
Por consiguiente las drogas, tanto si se toman de modo ocasional como si se consumen habitualmente, constituyen un grave peligro para la conducción.
OTRAS SUSTANCIAS EXITANTES.
El café y el té y otras infusiones similares contienen sustancias excitantes.
La cafeína es un estimulante psíquico y psicomotor que actúa sobre el sistema nervioso y los aparatos circulatorio y respiratorio. Actúa directamente sobre la corteza cerebral y afecta al corazón modificando el ritmo y la frecuencia cardiaca, y también sobre el estómago influyendo en la secreción de los ácidos.
El café, tomado de forma moderada, es positivo en la conducción, pues disminuye la fatiga, actúa contra la somnolencia y aumenta la agilidad mental. Tomado en exceso puede influir negativamente al producir excitación nerviosa.
EL TABACO.
El tabaco es una sustancia negativa en la conducción porque:
El óxido de carbono y la nicotina que se desprenden de la combustión producen somnolencia, dolor de cabeza, irritación ocular, disminuyen, además, la visión nocturna y la noción del relieve y en general los reflejos y la capacidad de reacción. Por todas estas razones, porque afecta a la atención, y además porque está prohibido por la Ley, no se debe fumar mientras se conduce.
LOS MEDICAMENTOS.
Hay algunos medicamentos que pueden crear dependencia. Entre ellos se citan:
a) Los analgésicos, que se utilizan para combatir el dolor. Suelen tener una primera fase de bienestar y tranquilidad, pero en una segunda fase pueden producir falta de concentración.
b) Los barbitúricos, como las pastillas para dormir, que producen relajación, descanso mental y sueño. Si se mezclan con alcohol, sus efectos negativos se incrementan.
c) Los estimulantes, como las anfetaminas, que actúan sobre el sistema nervioso central. En una primera fase producen euforia, retrasando la aparición de la fatiga, pero en una segunda fase producen depresión, decaimiento, sueño y fatiga.
d) Los tranquilizantes, que se utilizan como sedantes para serenar los nervios y pueden producir sueño y relajamiento muscular.
e) El médico, y en su defecto el prospecto que acompaña el medicamento nos informará de sí está o no contraindicado en la conducción.
f) El punto 6 del Artículo 4º del Anexo B establece lo siguiente: Los médicos que prescriban a sus pacientes drogas que disminuyan su capacidad psicofísica, están obligados a advertirles que no pueden conducir vehículos durante el período de medicación.
Por tanto tendremos en cuenta está norma: “Si la influencia de un determinado medicamento es negativa para la conducción, no debemos conducir bajo sus efectos”.

Consideraciones respecto a los demás usuarios.
ZONA DE INCERTIDUMBRE Y ZONA DE RIESGO.

Todos los peatones o vehículos que circulan por las vías públicas están rodeados de un espacio o zona hacia donde pueden desplazarse de un modo imprevisto; esto se llama zona de incertidumbre.
Por ejemplo: Cuando un peatón está cruzando la calzada, se encuentra rodeado por delante y por detrás de una zona de incertidumbre, que es peligrosa para el conductor, puesto que el peatón puede tener una reacción imprevista tanto hacia adelante como hacia atrás, que debemos prever .
También los vehículos, sobre todo a escasa velocidad, tienen una zona de incerti­dumbre tanto detrás, puesto que su conductor puede frenar bruscamente, como lateralmente, ya que pueden cambiar de dirección, o, si están detenidos, pueden abrirse sus puertas.
En la parte anterior de los vehículos existe una zona que se considera peligrosa y se llama “zona de riesgo”; corresponde al espacio necesario para detener el vehículo.
Acelerando nuestro vehículo, esta zona aumenta, y disminuyendo la velocidad, se hace más pequeña.
El superponer la zona de riesgo de nuestro vehículo con la zona de incertidumbre del vehículo que nos precede, resulta sumamente peligroso. Lo mismo podemos decir de los cruces y adelantamientos, en los que se aproxi­man las zonas de riesgo e incertidumbre de los dos vehículos. De ahí la necesidad de guardar siempre “la distancia de seguridad”, cuando circulamos detrás de otros vehículos.
VEHÍCULOS QUE DIFICULTAN LA FLUIDEZ Y LA VISIBILIDAD.
Hay algunos vehículos como los camiones, ómnibus, conjuntos formados por tractor y remolque etc. que, por su lentitud, peso o dimensiones exigen a los de­más conductores y usuarios de la vía adoptar especiales precauciones porque:
Ocupan una gran parte de la calzada y de­jan un espacio reducido al adelantarlos o cruzarnos con ellos, sobre todo en las curvas.
Ocultan más la vía e impiden la visibilidad sobre todo de las señales, intersecciones, demás vehículos etc.
Necesitan más espacio para maniobrar, por lo que a veces se desplazan antes hacia la izquierda para poder girar a la derecha.
Necesitan más tiempo para sus maniobras, especialmente al salir y entrar en inmuebles.
Dificultan y alargan los adelantamientos por su longitud.
Por lo mismo tomaremos estas precauciones:
Prever con antelación sus intenciones y advertir las propias.
Colaborar con ellos facilitando sus maniobras.
No acercarse demasiado a ellos para que no quede mermado nuestro campo de visión.
Tener especial cuidado al adelantarlos o al cruzarnos con ellos, sobre todo si exis­te viento lateral, pues podemos advertir cierta inestabilidad en nuestro vehículo. Mantener firme el volante, en este caso, y reducir la velocidad.
Con calzada mojada poner en funcionamiento el limpiaparabrisas antes de ade­lantarlos o cruzarnos con ellos, si no lo llevamos ya, pues el barro que proyec­tan puede impedir la visibilidad.

BICICLETAS, CICLOMOTORES Y MOTOCICLETAS.
Las bicicletas, los ciclomotores y las motocicletas son vehículos:
Menos estables, puesto que su conductor debe guardar el equilibrio, y est obliga a hacer desvíos cuando circula lentamente, cuando arranca o se detiene e incluso cuando sopla el viento, o quiere esquivar un bache.
Más frágiles: El conductor no está protegido por una carrocería ni por un parachoques y puede caer fácilmente.
Menos visibles que los demás vehículos por su reducido volumen, por lo cual ocultan fácilmente en los ángulos muertos de nuestros vehículos.
Tendremos especial cuidado al hacer un giro pues pueden sorprendernos circulando entre nuestro vehículo y la acera.
Son especialmente peligrosos en la conducción nocturna, sobre todo si no van debidamente señalizados.
En los adelantamientos que efectúen estos vehículos o los que se realicen a los mismos habrá que dejar u separación lateral suficiente para realizarlos con seguridad que deberá ser 1,50 metros como mínimo.
En las Intersecciones rigen para estos vehículos las mismas normas de prioridad que para los demás automotores.
En vía interurbana tanto las bicicletas como los ciclomotores deben circular por la banquina si existe y es posible. Las bicicletas y los ciclomotores no deben circular en paralelo.
TRABAJADORES Y AGENTES.
Los trabajadores que cumplen tareas sobre la calzada y los funcionarios de aplicación y comprobación, deben utilizar vestimenta que los destaque suficientemente por su color de día y por su retrorreflectancia de noche. La superficie que abarque y la distribución del material retrorreflectivo en la vestimenta debe ser:
En el torso: por detrás debe abarcar toda la espalda y por delante debe formar la “Cruz de San Andrés”, y en el calzado, estará colocada sobre el talón.
La Comisión Provincial de Transito y Seguridad Vial especificará los colores y características de la vestimenta para las fuerzas de seguridad y policiales, defensa civil, bomberos, servicios de apuntalamiento, explosivos, u otros similares de urgencia, trabajadores de auxilio mecánico, de la construcción de la vía pública, de recepción de residuos o escombros, personal de ambulancias, personal de los vehículos guías y de los de las cargas excepcionales, u otros servicios que se presten en la vía pública.

Posición confortable y segura para la conducción.
REGULAJE DEL ASIENTO Y RESPALDO.

Antes de poner el motor en marcha para disponernos a conducir, debemos acomodarnos confortablemente en el asiento. Tendremos la espalda bien apoyada sobre el respaldo del asiento, que lo colocaremos ligeramente inclinado hacia atrás.
Accionando una palanca que suele ir colocada debajo del asiento, podemos guiar la distancia del asiento con relación al volante.
Para que la distancia sea la adecuada:
Los brazos estarán ligeramente flexionados sobre el volante.
La mano derecha podrá llegar a actuar sobre la palanca del cambio de velocidad en su punto más lejano, sin que tengan que desplazarse los hombros del respaldo.
Las piernas quedarán semiflexionadas de forma que los pies puedan actuar sobre los pedales pisando a fondo sin que el cuerpo tenga que desplazarse.
Utilizaremos calzado liviano y flexible, de suela no demasiado rígida, que nos permita actuar sobre los pedales, de modo que podamos percibir y controlar suficientemente la presión sobre mismos.
No son aconsejables, tanto los zapatos gruesos como los de taco alto.
Tampoco debemos conducir descalzos al menos en el pie derecho.
La altura del asiento debe ser tal que nos permita ver la carretera por encima del volante. Si es preciso, colocaremos un almohadón como suplemento.
REGLAJE DE LOS ESPEJOS RETROVISORES.
Los espejos retrovisores son necesarios para ver lo que sucede a nuestra espalda.
Como norma general los espejos retrovisores serán tres, uno interior y dos colocados en el exterior uno en el lado derecho y otro, en el Izquierdo del vehículo, que permitan al con­ductor ver la circulación por detrás en una distancia mínima de 50 metros en recta y llano.
En las motocicletas de dos o tres ruedas desprovistas de cabina y en los ciclomo­tores, será suficiente un solo retrovisor colocado al lado Izquierdo.
Una vez regulado el asiento y su respaldo, procederemos a regular el espejo re­trovisor interior de forma que veamos el mayor campo posible a través de la lune­ta trasera. Para ello:
Sentados en la posición de conducción normal tomaremos el espejo por los bordes para evitar ensuciarlo con los dedos, y lo orientaremos hasta obtener la mejor visión posible a través de la ventanilla trasera, de forma que se pueda ver por lo menos los tres y si es posible los cuatro lados de la misma.
Para regular el espejo exterior izquierdo ac­tuaremos sobre el mismo o sobre su mando, según los modelos, hasta poder ver, sin desviar la cabeza de la posición normal, la calzada y un poco el costado Izquierdo de nuestro vehículo.
Para regular el exterior derecho pediremos la ayuda de otra persona que lo mueva has­ta que veamos también la calzada y un poco del costado derecho del propio vehículo. Si la regulación es eléctrica, noso­tros mismos podremos efectuarla accio­nando sobre el mando.
Si durante la noche nos encandila la luz de otro vehículo, actuaremos sobre el disposi­tivo de antiencandilamiento, que suele lle­var el mismo espejo interior, o desviaremos un poco la cabeza mientras dure esta situación.
FORMA DE AGARRAR EL VOLANTE.
Agarraremos el volante con ambas manos, con firmeza pero ni sujetándolo con una fuerte contracción, ni tan suave que se nos escape de los dedos.
Las manos deberán colocarse hacia la mitad superior del volante, no en la parte totalmente superior.
Considerando el volante corno la esfera de un reloj, se admite tradicionalmente que la mejor posición de las manos al volante es la que corresponde a la colocación de las diez y diez.
Nunca apartaremos las dos manos del volante a la vez, ni las cruzaremos sobre el mismo.
Cuando debamos actuar sobre algún mando con una mano, sujetaremos fuertemente el volante con la otra, sin hacer variaciones peligrosas.
Si la dirección tiene retroceso automáti­co para volver a su posición normal, des­pués de tomar una curva, deberemos cuidar este retroceso sujetando el volan­te lo necesario para que no gire loco y po­damos perder el control de la dirección.
VESTIMENTA ACONSEJADA.
No debemos llevar prendas muy ajustadas, pues oprimen y no facilitan una conducción cómoda y relajada.
Tampoco debemos conducir con abrigos, o prendas similares de invierno, pues dificultan los movimientos.
Nos abrocharemos el cinturón de segu­ridad, cuyo uso es obligatorio tanto en vías interurbanas como urbanas. Invitaremos a los pasajeros para que también se lo abrochen.
Para el conductor de motocicletas el ves­tuario es fundamental, porque su cuerpo está expuesto a las condiciones climatológicas y ambientales.
Es conveniente, especialmente en Invierno, utilizar un traje de cuero o similar y una pren­da impermeable, así como guantes y botas, a ser posible de caña alta, para protegerse del agua y del frío.
Si la motocicleta está autorizada para trans­portar a otra persona, son válidas también las anteriores recomendaciones para el pasajero, quien, por otra parte, debe ir montado a caballo por razones de estabilidad y seguridad.
CLIMATIZACIÓN DEL HABITÁCULO.
Para sentirnos a gusto y cómodos, es necesario que no haya dentro del vehículo ni mucho frío ni mucho calor.
Para lograr este estado y una adecuada ventilación, procuraremos abrir un poco la ventanilla, o bien accionar el ventilador, que, según el modelo de vehículo, proyecta el aire del exterior o el aire acondicionado, siendo este último el que favorece a la conducción en días de calor.
En tiempo frío, podremos poner la calefacción, pero vigilaremos que no sea en exceso, puesto que podría provocar amodorramiento y somnolencia.
Preparación de un viaje.
Para que un viaje, especialmente si es de larga duración, pueda tener un final feliz, ha de estar programado y debidamente preparado teniendo en cuenta:
Del estado del vehículo depende la seguridad, por lo que se revisará:
La batería (nivel de agua y estado y limpieza de los bornes).
Ruedas y neumáticos (estado sin deformaciones ni cortes; rueda de auxilio; presión adecuada en frío; balanceado).
Luces (funcionamiento de todos los sistemas; lámparas; llevar una caja de luces de repuesto; regulado de faros, etc.).
Encendido y carburación (o inyección) (Bujías; puesta a punto; filtro aire).
Frenos (nivel líquido; posibles fugas; recorrido del pedal; tensión del freno de mano).
Engrase (Nivel aceite carter y caja de cambios; filtro aceite; fecha cambio).
Refrigeración (Nivel agua; posibles fugas de mangueras; bomba de agua).
Lavaparabrisas y limpiaparabrisas (Nivel agua; orificios salida; estado escobi­llas).
Distribución (Regulado de válvulas y avance en un taller, sí fuera necesario).
Suspensión (Estado amortiguadores y resortes).
El estado del conductor es fundamental.
Comenzar el viaje descansado y relajado, evitando preocupaciones, comidas copiosas, bebidas alcohólicas y excitantes en exceso, y medicamentos contraindicados para una conducción segura.

Elección del itinerario a la vista de un mapa


Teniendo en cuenta los itinerarios más seguros, cómodos y menos congestionados, evitando, si es posible, los tramos en obras.
Si el viaje se hace en invierno y hay que pasar algún sector alto de montaña, evitar hacerlo de noche y llevar cadenas para la nieve.
Evitar las travesías conflictivas y peligrosas y pedir información sobre el estado de las carreteras y tramos de montaña a la Comisión Provincial de Tránsito y Seguridad Vial.
En cuanto a la elección de días, si el viaje coincide en fechas significativas, como vacaciones, fiestas, feriados largos, etc., procurar anticipar o retrasar el día de salida, evitando los días “punta”.
La hora más propicia para emprender el viaje es la mañana, porque se está más descansado y el tránsito suele ser menor.
En la instalación y confort de los ocupantes se atenderá a las normas esta­blecidas para el caso, sin que exceda ni el número ni el peso total autorizado. Se tendrá en cuenta la utilización obligatoria de los cinturones de seguridad.
El equipaje y los bultos deben colocarse en el baúl y, si no caben todos, pueden llevarse, si aún hay espacio, en el interior del vehículo, procurando que quede bien repartido, o en un pequeño remolque.
También puede cargarse en el portaequipajes del vehículo, debiendo en este caso estar bien sujeto y protegido para evitar su caída. No olvidemos, sin embargo, que el portaequipajes encarece el consumo de combustible. En todo caso el peso total o peso en carga (vehículo, conductor, viajeros, equipajes) no debe exceder del peso máxi­mo autorizado. Cargar el vehículo en exceso, además de estar prohibido, es peligroso.
Los documentos que se deben llevar son: Licencia de conducir, cédula o documento de identificación y propiedad del vehículo y Oblea de inspección técnica vehicular (I.T.V.) o Revisión Técnica Obligatoria (R.T.O), comprobante de seguro obligatorio con el último recibo en vigor. Es conveniente el seguro de ocupantes y de asistencia en viaje.
Desarrollo de un viaje
El comportamiento del conductor debe ser en todo momento correcto, sin causar peligros, molestias o perjuicios a los demás usuarios. Nunca competir, ni discutir o vengarse de otros conductores que han tenido un comportamiento incorrecto.
Tener siempre presente que el único lenguaje de la carretera para con los demás son las señales con los brazos, las de las luces o la bocina en caso extremo, pero no los improperios, los malos gestos o actitudes similares.
Estar siempre dispuestos a disculpar y perdonar los posibles errores de otros.
Respetar en todo momento las normas de circulación.
Circular normalmente por la derecha.
Respetar los límites de velocidad.
Mantener la distancia de segu­ridad con los vehículos.
Respetar la prioridad de paso.
Adelantar solo en caso necesario y cuando sea posible.
Extremar las precauciones circulando en cara­vana, sobre todo si el pavimento está mojado.
Evitar los cambios de carril y nun­ca hacerlo sin mirar a través del espejo retrovisor.
Prestar la máxima atención a las indicaciones de los Agentes de Control del Tránsito.
El vehículo debe ser conducido con suavidad, sin exigir el motor, levantando el pie de vez en cuando del acelerador para que aquél descanse. Ajustar la velocidad a las circunstancias del tránsito, de la vía y de la señalización. Cargar combustible a tiempo sin esperar a que se agoten las reservas. Si el viaje es de noche, tener en cuenta que algunas estaciones de servicio pueden estar cerradas.
Paradas, descansos y comidas.
Cuando el viaje es largo, la conducción continuada produce fatiga, que se manifiesta especialmente por el dolor del cuello característico.
También el exceso de calefacción en invierno, el posible humo de cigarrillos y una ventilación inadecuada pueden provocar dolor de cabeza.
Para combatir esta situación es conveniente parar para descansar y estirar las piernas cada 300 kilómetros como máximo, y siempre que se considere oportuno o necesario.
Las paradas han de hacerse fuera de la calzada y de la banquina.
Se deben evitar las comidas copiosas, procurando, además, que sean de fácil digestión y suprimiendo en ellas las bebidas alcohólicas.
En caso de accidente con víctimas o si se necesita auxilio sanitario, se deben utilizar los postes de socorro señalizados (S.O.S.), si existen.
Salidas al extranjero.
Un mapa del país o países que pensamos recorrer y un plano o guía de las ciudades que pretendemos visitar son fundamentales para nuestros viajes al extranjero.
Además será necesario:
El D.N.I. o Cédula de Identidad si viajamos a los países limítrofes o el pasaporte en viajes para el resto de países.
Cuando se viaje con menores de edad, y éstos no vayan acompañados por sus padres, se necesitará una autorización de los mismos para salir del país. Cuando los menores viajen con uno sólo de sus padres, se necesitará una autorización del otro padre.
Un permiso Internacional de conducir que expide el Automóvil Club Argentino (A.C.A.) para los países en los que sea requerido. El mismo A.C.A. puede informamos al respecto.
Certificado Internacional de seguro (Que deberá proveerlo la Compañía de Seguros y conveniencia de otros seguros como asistencia en viaje y ocupantes, etc.).
Aunque aún no es obligatorio, podrá colocarse la letra "A" de Argentina, en la parte posterior del automóvil y remolque.
La letra no puede ir situada sobre la placa de la placa de dominio ni precedida o seguida de otras letras, ni debe estar pintada sobre un fondo que no sea blanco, ni acom­pañada de otros colores, como los de la bandera nacional o cualquiera otra.




Un abrazo y que les sea útil

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